miércoles, 17 de abril de 2013

Nadie sabe nada más



Ha sido un placer regresar a la obra de uno de mis más admirados cantautores, Billy Bragg. No se me ocurre una forma mejor de hacerlo que con este excelente último disco, Tooth & Nail, que viene a mostrar la evolución de un compositor comprometido con la sociedad pero a la vez con una forma de escribir rigurosamente cuidada, que nunca ha desdeñado otros temas además de la crítica social, como el amor y otras razones de corte existencial. Una evolución que nos muestra la versión más madura y sosegada de Bragg, donde siguen apareciendo menciones de índole política y donde brilla de nuevo sus inteligentes letras, pero que se centra principalmente en su faceta más metafísica e intimista.

No obstante, aunque esta nueva imagen de Bragg desenfoca un poco al músico que hasta ahora habíamos conocido, le sienta muy bien este cambio como compositor de canciones, puesto que muchos de los temas que incluye este álbum suenan redondas, pues no se ha conformado con escribir letras brillantes, ha hecho lo mismo con la música y el resultado obtenido es meritorio de encumbrarse entre sus mejores obras.

En mi opinión, y que me perdonen los que no estén de acuerdo conmigo, su carrera ha ido en orden inverso a la de otro de mis héroes musicales y compañero socialista de Billy en los ochenta, Paul Weller, al que veo en la actualidad dando un traspiés tras otro y un poco desorientado, ¡con lo que ha sido este hombre! Decía que Billy, estos últimos años, se ha mostrado coherente con lo que ha sido su trayectoria musical y a día de hoy se muestra seguro de cada uno de los pasos que da, practicando lo que siempre se le ha dado bien. Tooth & Nail es la prueba más evidente de todo esto que digo, no hay quien tosa a temas tan redondos como el que adjunto, “No one knows nothing anymore”, o a otros como “January song” o “Handyman blues”, con esa slide y ese sonido tan blues. Otros temas suenan igualmente brillantes, como la gigante “Over you”, “Chasing rainbows” o “Your name on my tongue”, tres de mis preferidas. ¡Qué gran disco!

¡Y algún día hablaré su colaboración con Wilco, que tantas alegrías me ha dado!


 

lunes, 25 de marzo de 2013

The London Clay



Se suponía que esta entrada se la iba a dedicar a mi admirado Jason Molina, fallecido como ya sabréis hace una semana, pero aunque su legado es enorme y sin duda merece el post con urgencia, sé que su muerte acabaría produciéndome cierta tristeza y estando a viernes, a unos días de las vacaciones de Semana Santa, la verdad es que prefiero evitarlo.

Por eso, aprovecharé para dejar algunas impresiones de un compositor al que vengo siguiendo desde hace algún tiempo y del que hasta hace poco no sabía gran cosa. Se trata de Peter Bruntnell, nacido en Nueva Zelanda, pero de familia originaria de Gales. Todo un trotamundos desde bien joven, con paradas además en Canadá y en Inglaterra, donde acabó residiendo de forma prácticamente permanente. En este último país formó la banda Milkwood, que no duró demasiado tiempo, desembocando en el inicio de su carrera en solitario. En 1995 firmó contrato con Almo Sounds para publicar su primer disco, Cannibal, muy cercano al power pop. A este le siguieron Camelot in Smithereens (1997), Normal for Bridgwater (1999). Este último disco, ya en el sello Slow River, donde le acompañaron músicos de la banda Son Volt, con quienes compartió el escenario más de una vez, le propició muy buenas críticas y le permitió estrechar lazos con el público americano.

Tras alcanzar cierto reconocimiento (aunque nunca el suficiente), llegaron Ghost in spitfire (2005), Peter and the murder of crows (2008), con un impacto bastante más discreto, pero no por eso peores. Sin embargo, personalmente, creo que su mejor obra, junto al ya citado Normal for Bridwater, no llegaría hasta el 2011, con Black Mountain UFO, un disco que le vuelve a situar entre los más destacados compositores de la escena pop-rock actual. Este disco es una de las mejores colecciones de canciones de ese año, con temas que oscilan entre el rock, el folk y el pop de guitarras que tan bien le sienta a su personal y suave tono de voz. Excelente el arranque con “St. Cristopher”, “Bruise on the sky” o la bellísima “Drive away”, sin duda, una de mis favoritas.

Los más afortunados ya han podido oír su nuevo disco, Ringo woz ere, donde se incluye esta estupenda canción que os dejo como adelanto. ¡¡Buenísima!!



lunes, 25 de febrero de 2013

Estaré alrededor


¡Ya tocaba dedicarle un post a uno de mis grupos de cabecera de todos los tiempos! Y que mejor que hacerlo para celebrar mi regreso a la actividad en el blog y, sobre todo, su reciente y brillantísimo último disco, Fade.

Hablo, por supuesto, de Yo la Tengo y de su excelente último trabajo producido por otro de los grandes, ni más ni menos que John Mcentire, excelso productor y miembro de varias bandas, centrando su trabajo especialmente en dos importantes, The Sea and Cake y Tortoise. Y no es por desmerecer la tarea de su anterior productor, Roger Moutenot, culpable de algunos de sus mejores trabajos Summer sun, Popular songs o And then nothing turned Itself turned-out, pero es que en Fade la música de los de Hoboken gana en matices y en colorido, aún más de lo que habitualmente suele caracterizar su sonido.

Pero todo no es mérito de la producción, porque si hay algo que salta a la vista tras escuchar Fade es que la dupla Ira Kaplan-Georgia Hubley está en estado de gracia, tanto a nivel creativo como de compenetración vocal. Este trabajo, el número 13 de su carrera, reúne lo mejor de todo lo que ha caracterizado a este peculiar grupo desde sus inicios, creatividad, versatilidad, vanguardia, ruido…, con la peculiaridad de la participación de un nuevo productor que ha tratado de hacer una nueva interpretación de su música (que le sienta muy muy bien, la verdad) y con la percepción por parte del oyente de que los de Hoboken cada vez se sienten más cómodos con el papel de exploradores de nuevos sonidos que ya tienen más que asumido.

Se vea desde donde se vea, Fade es un disco enorme, donde hay lugar tanto para canciones luminosas como “Is that enough”, “Well you better” o “Paddle forward” como para temas más pausados, emparentados con el folk, como la inmensa “I’ll be around”, que además viene acompañada con un video espectacular que os dejo a continuación.


jueves, 21 de febrero de 2013

Te encontré




Esta banda sureña me ha enganchado. Confieso que si no he escuchado este disco mil veces, poco me faltará para hacerlo. Su música no engaña, es una síntesis de todo lo que sugiere el nombre del grupo, Alabama Shakes, sur, calor, rock, soul, raíces…, y sobre todo, la voz de su líder, Brittany Howard, es lo primero que a uno le cala, por el sentimiento, la fuerza y la desgarradora honestidad con la que canta.

La banda de Athens, Alabama, ha sabido reunir para su debut un buen puñado de singles que, gracias a su buen hacer y al músculo que han ido adquiriendo en sus conciertos, no tiene nada que envidiar a cualquier disco de las mejores bandas de rock o americana.

Boys and girls suena a local de ensayo, a conciertos en pequeños locales, a sudor, a guitarras bien templadas, a sección rítmica compenetrada, a voz fibrosa y determinante, a músicos que saben que se lo están jugando todo en el estudio y, por eso, van a bordarlo para dejarnos a todos boquiabiertos. ¡Y vaya si lo consiguen!

Disfrutad de esta maravilla y cuando lo hagáis, pensad que su disco esconde otras diez joyas como ésta y que una vez que empieces a oírlo no podrás parar.

Y con esta escucha seguro que hago mil, ¡vamos a por las dos mil!

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Calexico sin fronteras




Cuando la semana pasada llegó a mis manos el último disco de Calexico, Algiers, la predisposición a escucharlo era muy buena, dados los numerosos elogios que había recibido por parte de la crítica. Su anterior disco, había puesto el listón bastante alto, lleno como estaba de grandes canciones como “Victor Jara’s hands”, “Two silver trees”, “Slowness” o la inmensa “House of Valparaiso”, y aunque las expectativas eran muy altas, las primeras reseñas no dudaban en situar Algiers un peldaño por encima de su predecesor. Mi primera reacción fue pensar en que los críticos estaban exagerando, poco más tarde me picó el gusanillo y ahí se apoderó de mí la impaciencia por hacerme cuanto antes con este último trabajo de los de Tucson para comprobar por mí mismo esta progresión.

Hicieron falta pocos segundos, no sé si llegué al minuto de escucha de “Epic” para reconocer que estaba ante algo grande, muy grande, ¿pero más grande que Carried to dust? “Epic” es una canción que reúne al 100% todos los ingredientes de los mejores Calexico, no obstante, es la canción que sigue la que marca la cima del disco, “Splitter”, uno de esos himnos capaces de encrespar el vello a cualquiera.  “Fortune teller” es uno de esos medios tiempos que tan bien encajan con el registro vocal de Joey Burns, melódico y cálido. El tema homónimo, “Algiers”, de corte instrumental, acentúa el carácter fronterizo de la música de Calexico. “Maybe on Monday” no descuida ni mucho menos la sobresaliente regularidad compositiva que mantiene el disco. “Puerto” es otra de las cumbres de Algiers, con la ayuda a las voces de Jairo Zavala, conocido por Depedro, miembro ya consolidado de la banda que acompaña a Joey Burns y John Convertino. ¡Y qué bien suena esa melodía de guitarra de “Better and better”! Para dejar paso a “No te vayas”, otro tema prácticamente instrumental, con una bonita trompeta que se inclina por un sonido casi jazzístico. “Hush” y “The vanishing mind”, no solo no dejan que decaiga el clímax sino que hacen aún más redondo este disco.

¿Mejor que Carried to dust? Posiblemente, pero ¡qué más da! Lo importante es que Algiers es otro gran disco, disfrutable en su totalidad y lo mejor de todo es que nos brindará la oportunidad de ver a la banda en directo.